lunes, 30 de junio de 2008

España es asín

Ya somos Eurocampeones. Contaba en anterior post que no he sido nunca muy futbolero aunque últimamente me estoy aficionando –después de la crisis de los 40 uno cambia…- y hacía referencia a la pasión española por nuestra selección que ha convocado a todos a una ilusión compartida y hecha ya realidad. Jolgorio colorista –algunos entraditos en años es mejor que dejen la camisetita de marras a los chavales- democratización de la bandera que ondeamos todos, y alegría estival inundando las calles –sigo sin encontrarle gracia alguna al maldito baño en las fuentes públicas y me sigue pareciendo un acto de terrorismo los ataques al mobiliario urbano y otras “garruleces” que estamos viendo después de cada uno de los magníficos triunfos.

Parece ser que el fútbol es lo que tiene. Hay una parte de imaginería surrealista y kitsch que hace que algunos, no solo vistan la camiseta con sus colores, sino que además se engalanen con todo tipo de absurdeces y vayan dejando por Europa un toque de tipismo español envuelto en un malentendido toros, coplas y pandereta.

Yo soy un humilde aficionado a los toros, lágrima fácil con una buena copla y se me abren las venas en el llanto de una guitarra y en la voz quebrada de Camarón o El Cigala por no nombrar a los otros ciento y pico de buenos flamencos. Soy de cine y español también y del clásico, pero de ahí a mutilar nuestra historia homenajeando a la Selección con Manolo Escobar esta tarde en Colón ya es demasiado. No sé a quién se le habrá ocurrido semejante fin de fiesta pero para rematarlo quizás le ha faltado dar un toquecito a Luis Aguilé, un buen meneo de piernas de Line Morgan, y “La Barbacoa” a todo trapo. Eso es lo que entienden algunos por modernidad. ¿Y no sería mejor haber llamado a Plácido Domingo, a Bosé o al mismo Maestro José Mercé que tan cerca les pillaba?.

Lo dicho amigos….."España sigue siendo asín" y lo que nos queda.

Felicidades ya somos Eurocampeones pero ¡¡¡coño!!! Un poco de clase que no cuesta tanto.

jueves, 26 de junio de 2008

A la final

Confieso que nunca he sido muy futbolero. De chaval, en el patio del colegio, no podía jugar con la pandilla en la trasera del San Isidro pues no había cosa que me hiciese más gracia que ver la cara de mi portero cuando- pocas veces- enganchaba un balón e intentaba introducirlo en la portería que me pillase más cerca; el problemas es que casi siempre era la mía. Al parecer las cosas del humor estaban reñidas con el juego patrio y las humoradas surrealistas no estaban bien vistas, así que me dedicaba a otros menesteres mientras a los demás parecía irles la vida si antes del pitido final, que había de coincidir con el timbre del recreo, no conseguían el anhelado tanto.

Ahora me veo sorprendido con la Eurocopa que estoy siguiendo con tranquila pasión y preparo el partido de hoy –surtido de cerveza y aperitivos- para verlo en casa y asistir como toda España a la magia de poder vernos en la final de una Eurocopa.

Es buena la pasión, es una gozada disfrutar de la compañía de los amigos o de los desconocidos en un bar abrazándose después del gol que nos dará la victoria o unirnos en la lágrima del final si son los rusos los que se llevan el balón al agua.

Lo que no es tan divertido es ver lo que está ocurriendo en muchas ciudades una vez que finaliza el partido. Granada es un triste ejemplo. Casi cinco mil euros nos ha costado a todos los granadinos la victoria de España contra Italia porque los descerebrados de siempre y algunos advenedizos más que se unen a la masa les dio por destrozar el mobiliario urbano y asaltar las fuentes para darse el chapuzón. No sé de quién fue la funesta idea de celebrar las victorias de los equipos asaltando monumentos. Menos mal que no les dio por quemar algún Goya, rajar un Picasso o pintar bigotes en las estatuas. Todavía recuerdo como en Madrid, tras una victoria del Real, Raúl se puso como un energúmeno y fue capaz de encararse a un policía que le impedía el paso a la Cibeles diciendo aquello de que “tú no sabes con quien estás hablando”.

Disfrutemos, gritemos los goles, seamos todos a una aunque sea a costa del balompié, paralicemos el país durante, al menos, 90 minutos pero paren las violentas actuaciones de aquellos jóvenes que hacen de una victoria un acto de terrorismo callejero. Se les detenga y dureza en la aplicación de la justicia y si es “hijo de alguien” que pague.

Nos vemos en la final contra Alemania.

sábado, 21 de junio de 2008

Apoyo responsable

El melenitas, el león de la Metro, el pizpireto nuevo pijo osssea total del siglo XXI aparece por el Congreso del PP cuando este ya había comenzado y saluda, muy, pero que muy encantado de haberse conocido a sí mismo, a los que había a su alrededor en la medida de sus verdaderos deseos que no son otros sino mantener la bandera del facherío bien caliente. Lo habrán visto cientos de veces, pero una vez más no está de más.

Ayer Aznar, melenita al viento -ojalá no se haga mayor nunca y le salgan canas que es muy capaz de decir que tiene alma de Alberti, recuerden que leía poemas en la soledad de Moncloa- irrumpió en el Congreso del PP cuando ya había comenzado obligando a algunos a simular contento y a otros dominar sus orgasmos políticos. Manita por aquí, manita por allá, besos patrios y piquitos de amor que Rajoy buscaba como niño abandonado por papá en la puerta del colegio por haberse olvidado de hacerle caso.

Momentos “gomaespuma” inolvidable en el Congreso de un partido que hace años ya perdió el rumbo, los caminos y las brújulas. Simplemente porque el Partido Popular ya no pinta nada. Son los mismos perros que quieren adornarse con cadenas diferentes y no saben cómo ocultar su verdadera identidad que tanta vergüenza les da.

El Partido Popular es un partido de derechas. El centro no lo conocen ni en pintura. Los intereses que defienden no son los de la ciudadanía, ni el progreso, ni la valentía de adivinar el trabajo de un futuro para todos y todas. El Partido Popular es heredero de ese franquismo sociológico que sigue presente aunque muchos no quieran verlo. Defienden lo que defienden y punto.

No se engañen, este es un Congreso de malos actores que no saben por donde coger el guión para salir adelante. Lo único que les queda ni siquiera es la refundación sino la aparición de una derecha de corte europeo que por lo menos tenga un aire dialogante para que aquí no se rompa nunca el pacto de libertad que nos dio la Constitución después de 40 años de dictadura que la mayoría de los que están sentados en el Congreso no han sido capaces de condenar jamás.

Ayer las bofetadas y hoy, ensayando el buen hacer para hacer creer que se aman de por vida Aznar se suelta la melena con Rajoy y le ríe un par de gracias para decir luego que votará por marianito como “apoyo responsable”.

Recibir un “apoyo responsable” es el nuevo sistema digital de hachazo en la espalda que los populares se inventan para iniciar su particular guerra civil. Mejor así que envalentonados para llevarnos al infierno que es lo que realmente han querido siempre.

martes, 17 de junio de 2008

Todos somos dependientes

Escuela de Verano de la Diputación de Granada en Almuñecar. “Sociedad del Conocimiento, nuevas tecnologías y atención a la dependencia”. Perfecta organización, un excelente ambiente y un foro para la reflexión sobre el nuevo derecho universal que pone en funcionamiento la Ley 39/2006 de 14 de diciembre.

Todo el mundo de acuerdo. Este es uno de los textos más importantes que se han puesto en marcha en las últimas décadas, quizás desde aquellos 80 en los que los Gobiernos de Felipe González pusieron en marcha la extensión de las Políticas Sociales con Matilde Fernández en aquél imparable Ministerio (un lujo contar con ella para la clausura del viernes). Todo el mundo de acuerdo también en el hecho de que esta Ley, cuya andadura acaba de comenzar, tiene todavía que caminar unos metros más para comenzar a poner en funcionamiento los primeros arreglos. Ha creado grandes expectativas, se esperan muchos avances pero es cierto que aún tiene algunas limitaciones propias de cualquier comienzo.

Dicen los entendidos en materia del desarrollo vital, que a eso de los 40 se pasa una curiosa crisis de identidad de la que se sale volviendo a los vaqueros, poniéndose de nuevo los panamá jack y comprándose la ansiada vespa que nunca pudimos montar cuando éramos más jovencitos o se vuelve uno cada día un punto más conservador pasando, en algunos casos, a meter en la urna una gaviota vestida hoy de engañosa modernidad enmarcada en una tecla de azul futurista. Es cierto, como habrán podido adivinar acabo de salir de ella y, salvo los panamá jack, volvieron los vaqueros y monto una flamante vespa LX 125 por los preciosos caminos de Granada pero en vez de gaviotitas –por cierto ave carroñera- cada día estoy más rojo y en “tonito pelín radical” que me dicen los conocidos. Y es desde esa nueva “radicalidad” , que no es más que el inicio del nuevo pensamiento utópico, el que me lleva a la reflexión de nuevos tiempos que habrán de hacer avanzar un texto tan importante como es la Ley de la Dependencia.

La Revolución Industrial trajo de la manita un nuevo modelo social, político y económico en el que nos hemos movido como peces en el agua hasta ahora. La Revolución tecnológica, por imperativo, traerá –ya asoma las primeras patitas- un nuevo modelo porque el paradigma está ya más que “cascao”, y es en este momento cuando más hemos de demandar y pensar reformas de calado. Algunas propuestas: gravar a las grandes fortunas, nuevos impuestos tipo ATTAC que graven las grandes transacciones por una justicia económica global con el objetivo de aumentar la necesaria financiación, más políticas de formación y cuidados para los cuidadores y cuidadoras que hacen una gran labor, más y mejores políticas de información para los “usuarios” y sobre todo, ahora que Obama despierta una nueva “kennedymania”, la certeza de que no podemos tratar de mejorar un texto desde la perspectiva del constante demandar y no ofrecer. Comencemos a preguntarnos “que es lo que nosotros podemos hacer por el Sistema y no que puede hacer el Sistema por nosotros”. La realidad es que, no alguna vez, sino en cualquier momento cualquiera de nosotros podemos ser dependientes.

martes, 10 de junio de 2008

Hasta aquí hemos llegado

Un muerto es el resultado, por ahora, de la brutal huelga que roza la ilegalidad, de los transportistas. Todos los trabajadores tienen derecho a la huelga ¿alguien lo duda?, pero nadie tiene derecho a utlizar la chulería como lo están haciendo en estos momentos los huelguistas que se pavonean por todo el país amenazando a la gente, paralizando las carreteras e intentando poner "patas arriba" la normalidad natural de una huelga con cabeza.
Es el momento para que el Gobierno actúe con contundencia contra los que no respetan el derecho de los demás e intentan convertir a todos a su intransigencia. La huelga ha de tener unos servicios mínimos y el desabastecimiento no puede darse. Mucha de la culpa también la tiene la gente que, con absoluta irresponsabilidad, "asalta" las estanterías de los supermercados llevandose cualquier cosa pensando que poco menos esto es el fin del mundo. Lo qe no saben es que ellos también están poniendo en peligro el abastecimiento. Ni que decir de esa gente que llena de combustible el coche aún a sabiendas de que no lo necesita. Es la egoísmo del por si acaso.
Ni la huelga durará tanto, ni el Gobierno va a permitir el desabastecimiento ni de gasolineras ni de productos de primera necesidad. Como siempre en estos casos, algunos ya están haciendo el agosto y, como me ´comentaba esta mañana un tendero "y el septiembre y la navidad completa".
Por favor, actúen ya contra esta locura. No se puede permitir que, por mucha razón que puedan tener, unos descerebrados se dediquen a dejar sus camiones en mitad de la carretera. Pruebe usted a bajar a la calle, ponga el coche en segunda fila o mejor en tercera y váyase a tomar unas cañitas. ¿que ocurre?.
Pues eso. De acuerdo con la huelga pero así no.