martes, 7 de julio de 2009

La Zona de Confort

Si has mirado desde tu asiento la vida de la que te has rodeado y tienes la sensación de que no te gusta lo que ves, andas demasiado cansado, llevas adherido a la mano el mando del televisor, te sientes apagado y descontento es que andas instalado en tu zona de confort.

Nos han hecho creer que, a medida que uno va sumando años, las responsabilidades deben asumirse con la seriedad impoluta de quien no ha de mover el más mínimo músculo para ejercitar la sonrisa. Que la época de los sueños se quedó en el armario de los recuerdos, y que enamorarse de los días es cosa de chiquillos, porque lo que toca más allá de los 30 es labrarse un futuro y una estabilidad para disponer de una vejez maravillosa llena de fulgor, fuegos de artificio y honorabilidad disfrazada de aburrimiento.

Es fácil acostumbrarse a lo que uno tiene, ir cerrando puertas a nuevas aventuras, dejar que las ventanas se llenen de herrumbre para dificultar el paso del aire y auto convencernos de que eso es lo mejor para no perderlo todo….¿Es que tienes algo?...

Salir de la zona de confort es dar un paso más cada día, ser tú sin sentirte culpable de nada, volver a creer en cada momento que te rodea. Salir de la zona de confort es provocar el juego y la devoción de lo nuevo y el asombro por cada una de las cosas que ocurren a tu alrededor. Salir de la zona de confort es abrir de par en par las ventanas y saber que no te llevarás nada de lo que crees que tienes. Disfruta de un beso, de una sonrisa, de aquel libro que tienes pendiente desde hace tiempo. Dale espacio al juego, a iniciar nuevas amistades, a descubrir el mundo que te está esperando nada más salir del portal.

Estás en otro tiempo. Ahora es el momento de aceptar los cambios, de saber que nada ya será como antes, que todo va fluyendo y que, como en el anuncio aquél, debes de ser agua para evitar partirte en pedazos con la próxima piedra que te encuentres en el camino.
Sopla el viento, así que abre bien las velas de tu vida y ponte a navegar sin la preocupación de saber dónde vas a llegar, porque no es en el final del camino donde está tu destino, sino en cada uno de los instantes que pasas vivo cada día.

Navega y sé feliz

2 comentarios:

Arkangel dijo...

Joer, que duro, ¿no? Gracias por la pequeña bofetada de realidad.

Por casualidad, estaba escuchando la banda sonora de Amelie mientras lei tu post, y la verdad es que le va muy bien...

Anónimo dijo...

Lo que esta mañana necesitaba leer.