Somos la generación de la opulencia. La mía, la de los que estamos ya metidos en los maravillosos cuarenta, pero también la de los 80 y 90. A diferencia de nuestros padres y de nuestros abuelos (no digamos, de nuestros abuelos con sus Guerras Mundiales y civiles sobre sus hombros) hemos crecido con más de lo que nos hacía falta. Hemos pasado unos años de repugnante osadía creyéndonos los más ricos del lugar, mientras más de media humanidad vivía y vive bajo el peso del umbral de la pobreza y ahora, siendo unos más culpables que otros, pero teniendo también la responsabilidad de haber vivido creyendo que esto era “Jauja”, occidente se ve inmerso en una crisis sin precedentes que, no hay que ser muy listo para saberlo, cambiará nuestra forma de vivir y entender el mundo, porque el paradigma por el que nos veníamos rigiendo desde la última Revolución Industrial ha cambiado.
Frente a estos cambios solo hay dos posturas. La que pone encima de la mesa la derecha europea y no digamos la española con el sector más ultraconservador del mundo y la que trata de llevar a cabo la izquierda que se basa en hacer correcciones luchando para que El Estado de Bienestar siga en pié. El problema está en que, esas cosas que parecen tan fáciles, se dirimen en una cajita transparente que se llama urna y a la que tenemos que acudir el próximo domingo 22 de mayo.
Estas generaciones de la opulencia, que no se dan cuenta que hay gente demasiado cerca que muere pidiendo a sus gobiernos dictatoriales la posibilidad de votar libremente, les ha dado ahora por decir aquello de NO LES VOTES, o SON TODOS IGUALES. Y frente a eso, yo me rebelo y alzo la voz todo lo fuerte que puedo.
El día 22 de mayo…y los “22 de mayo” que haya en toda Europa los próximos procesos electorales, si aquellos que quieren cambios se quedan en casita y no van a votar, la izquierda en Europa no podrá hacer absolutamente nada.
Esta generación de la opulencia, que piensa que Seguridad Social ha existido siempre o que las becas se sacan de la nada, no se da cuenta de que han sido siempre los gobiernos de izquierdas los que han transformado la realidad después de que la ciudadanía acudiese un domingo a introducir una papeleta en una caja transparente con unas elecciones absolutamente transparentes.
El 22 de mayo es más importante de lo que pensamos. Yo pido el voto para las lista del PSOE, pero lo que si exijo es que la gente vaya a votar, que no os quedéis en casita viéndolas venir y que votéis opciones de izquierda. Sí…el tan criticado voto útil para parar la ola que quiere llegar.
La derecha de este país os está engañando como a chinos. Está jaleando que los que salisteis a la calle ayer 15 de mayo no vayáis a votar. Eso es lo que quieren, entre otras cosas para poner en marcha sus políticas salvajes y neoliberales. Si eso ocurre porque el domingo os quedáis en casa, ya sabéis lo que os pasará…..ni una protesta…no tendréis derecho a la mínima queja porque también seréis culpables de esa ola de neoliberalismo neofascista que recorre Europa.
Si el 22M te quedas en casa habrá ganado Sánchez Dragó, Jiménez Losantos, la gente de intereconomía, de La Razón y de El Mundo y tu, querido amigo, que en un acto de desinformada rebeldía dices NO LES VOTES, serás igual de culpable de tanta ignonimia.
¡¡Rebélate, por supuesto, pide cambios, alza tu voz y tu palabra!! Pero el próximo domingo acude a las urnas y serás más libre.
Si quieres saber lo que te espera quedándote en casa no tienes más que leer la columna de Sanchez Dragó en El Mundo de hoy donde queda claro el programa oculto del Partido Popular: Co-pago en Sanidad, tijeretazo a la educación pública, despido libre y gratuito, bombazo al Estado del Bienestar y reducción de las políticas sociales…. Y todo ello porque, como en Inglaterra, hubo gente como tú que en su último “22 de mayo” decidió quedarse en casita en su inexplicable “acto de rebeldía”
Tú decides….o votas….o te votan