lunes, 20 de junio de 2011

Vayamos a pollas...

Esta tarde he dedicado un rato a pasearme entre las hojas del libro de Santiago Carrillo “La Crispación en España. De la Guerra Civil a nuestros días” que publicó Planeta hace un par de años; volumen que no solo recomiendo, sino que no estaría de más tenerlo como libro de cabecera en estos tiempos de tribulaciones en los que, como señalaba San Ignacio de Loyola, no conviene hacer mudanzas (para aquellos que ya estaban afilando uñas al ver el nombre de Santiago sin ser el apóstol, vean como en mi caso también me paseo por otros caminos).

He de confesar que ni a uno ni a otro he hecho mucho caso en momentos de mi vida, pero creo que ahora sí les he de escuchar con una mayor atención, cosa que les invito a hacer de aquí en adelante.

Digo esto porque llevamos ya unos años en los que en nuestro país, unas veces por unos y otras por otros (cierto es que es más veces por otros que por unos) venimos viviendo y ya casi padeciendo épocas de demasiados y altos excesos verbales contraindicados para una convivencia en paz y democrática.

En toda esa pugna de “a ver quien la tiene más grande” –la boca me refiero, claro está- desde el 15 de mayo pasado, tenemos un nuevo e importante elemento que se suma al “cántico español”, si bien es cierto, que con mucha razón, también hay que decir que con demasiada radicalidad en algunas propuestas y posiciones como en el grito del “no nos representan”.

Si le damos una vuelta a nuestra historia y no conseguimos sentir, al menos, un ápice de vergüenza ajena, es que no habremos avanzado tanto como pensábamos. Digo esto porque a mí, salvo en fotografía y en el símbolo del Yin y el Yan, el blanco y el negro como motor de cambio y expresión, no me va demasiado. Prefiero acudir a las diferentes tonalidades de grises o al maravilloso desorden de los colores de la psicodelia, el dadaísmo o el surrealismo que son los únicos que pueden componer la materia de la que nos vamos conformando día a día que no es otra que las ganas de vivir en paz y ser felices.

Y como no es todo negro ni todo blanco inmaculado, digo yo que ha llegado el momento de que, sin hacer enormes mudanzas, salvo las estrictamente necesarias, ni subir más peldaños en la crispación, vayamos exigiendo una nueva “mesa de hermanamiento” entre todos y todas: políticos, agentes sociales, económicos y demás donde podamos establecer unas nuevas líneas de juego que nos sirvan para que, al menos, sigamos disfrutando otros 40 o 50 años más de paz.

Hay muchas cosas por hacer y cada día que pasa va siendo más tarde.

Vayamos a pollas…..

Siempre habrá quien de fuera de nuestra querida Granada no entienda ni el título ni el final. Por si les sirve, cuentan de un Alcalde que cuando se enteró de que los de su mismo partido te estaban preparando una moción de censura, procedió a reunirse con ellos y les dijo “Me he enterado de que estáis de pollas, dejaos de pollas vayamos a pollas” y todos le entendieron. Pues eso

lunes, 6 de junio de 2011

Removiendo conciencias

La palabra tibetana Bardo significa literalmente "estado intermedio" - también traducido como "estado de transición".

Desde el 22M no había vuelto a publicar nada en este blog, que no tiene más pretensión que ser un minúsculo grano de arena en este universo de desajustes en el que se ha convertido nuestro micromundo de realidades incomprensibles. Todavía con las caras llenas de sorpresa por los resultados de la jornada electoral en la que la izquierda recibió un buen varapalo, vamos despertando día a día hacia una nueva realidad que, en principio, no es demasiado alentadora.

Tratamos de analizar, explicar y justificar el porqué de lo ocurrido frotándonos los ojos viendo como, en algunas comunidades y Ayuntamientos, la derecha no sólo ha revalidado confianzas, sino que ha subido en votos y representación sin que se hayan reflejado los flagrantes casos de abusos y corrupción que se han venido dando en los últimos años y no llegamos a entender muy bien lo ocurrido.

Claves hay para todos los gustos y colores, pero creo que una de las posibles explicaciones está en el momento histórico que estamos atravesando. Andamos moviéndonos en lo que los budistas llaman el Bardo, que no es otra cosa que ese estado intermedio entre una realidad y otra; entre la muerte y el nuevo nacimiento. Es decir, en este caso, entre el final de una era y el comienzo de otra. Y es en este Bardo en el que la ciudadanía anda perdida sin más referencia que el miedo a no saber muy bien donde vamos, que queremos y a quien podemos creer y mucho más en quien poder confiar.

Durante años se ha tenido muy claro la diferencia entre la derecha y la izquierda, pero en estos tiempos y a lomos de la crisis sistémica que atravesamos, la gente ya no sabe a qué atenerse cuando se han tenido que llevar a cabo tan duras reformas que, ni han sido bien explicadas, ni han sido ecuánimemente aplicadas. Los ciudadanos, envueltos en el miedo a nuevos tiempos sin referentes claros, han ido a buscar el abrigo de lo malo conocido que lo bueno por conocer; o de forma más burda…al me quedo con el original que las copias no me gustan.

Este es un tiempo de caos, de falta de futuro, de inseguridad y de miedos, de pérdida de referentes y ausencia de voces claras. Es un tiempo abonado para la demagogia y las frases huecas y apelando al patriotismo de lo individual frente a lo colectivo, al miedo al vecino y la búsqueda del chivo expiatorio a quien acusar de todos los males habidos y por haber. Este no es tiempo de reflexión para ellos sino de acción sin reflexión que es lo más peligroso que puede haber.

Es en este “Bardo” en el que la ciudadanía corre despavorida hacia los extremos para buscar el cobijo y el calor de la sinrazón que le de respuestas a sus miedos e inseguridades.

Frente a ello, la izquierda Europea se halla vacía de propuestas y nuevas vías, de entendimientos y rearmes ideológicos, remisa a alzar la voz clara y contundente para ofrecer un nuevo espacio que aparezca al otro lado de este “tiempo Bardo”

Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y ahora, más que nunca, hay que empezar a levantar la voz…una voz clara y diferente contra el neoliberalismo imperante, contra el pasado caduco y contra los que no quieren más que el poder por el poder aprovechando tantos ojos cerrados por el miedo.

Todavía hay tiempo. Todavía hay tiempo para un tiempo nuevo.

“Estimados colegas, hemos sido elegidos por nuestro pueblo y nuestro pueblo espera que nos escuchemos profundamente y que utilicemos un lenguaje que se corresponda con nuestro conocimiento y comprensión. Pongamos en común nuestras experiencias y conocimientos individuales para que podamos ofrecer nuestra comprensión colectiva y podamos tomar las mejores decisiones para el país y la gente” (Thich Nhat Hanh. Monje Zen)