martes, 20 de mayo de 2008

De oca en oca

De oca en oca y tiro porque me toca. A eso es a lo que están jugando estos chicos del PP que desde que han perdido las elecciones no levantan cabeza y lo que te rondaré morena. Asistimos a la lucha cainita más sangrante desde su refundación. Pasen y vean, el maravilloso mundo del circo, hay de todo señores, gatitos saltadores, leones melenudos, hienas dispuestas a devorar lo que haga falta y como no, payasos mediáticos. Todo por principios o eso quieren hacernos creer. Sé que no está bien reírse de desgracias ajenas porque nadie está libre y de paso recuerden lo de tirar la primera piedra. Pero claro, hay algunas realidades que son un tanto inamovibles. Verán ustedes, a cualquier partido político que se precie siempre le sale una crisis al final del camino que suele aparecer cuando se pierden unas elecciones

Mientras se está andandito por la vereda del Gobierno, todo son parabienes, palmaditas en la espalda y alfombras recién peinadas allá por donde se pasa pero, cuando las papeletas se vuelven en contra, la soledad del camino se hace eterna y los móviles se callan como por arte de magia y una marabunta que andaba callada asoma entre los juncos para limpiar malezas, abrir ventanas, despejar las sábanas y cambiar los oropeles. Pero hay una diferencia fundamental. En los partidos de izquierda, el asunto se dirime en el paseíto ideológico que se quiera imprimir a una nueva etapa. Se confrontan ideas (las ideas las encarnan personas), se establecen proyectos y líneas de actuación a veces muy diferentes aunque cercanas en lo fundamental. Perseguir el bienestar de la gente, promover la igualdad, el reequilibrio, la solidaridad, la calidad de vida es el objetivo común de cuantos proyectos se puedan presentar para iniciar un nuevo camino y además se abren las ventanas para que la gente, el ciudadano común pueda escuchar lo que ocurre en una organización democrática.

En la derecha esto no es así. Los debates son, en el fondo, un cúmulo de intereses personalistas y de grupos muchas veces amparados por oscuros intereses que son, al fin y al cabo, lo que representa la derecha de este país. La única diferencia es intentar hacerlo a lo bestia o con la sonrisita rajoniana y punto. A un lado los melenita al viento de Aznar dispuestos a todos con tal de volver a las andadas. Miedo me dan cuando hablan de su España que no es la mía ni por asomo y ni la quiero ni en pintura que ya me conozco la política de talonario modelo Gobierno Aguirre en Madrid. Al otro lado, los Rajoy con cara de no haber roto un plato en su vida que se abrazan a Camps de Valencia con un Fabra campeando a sus anchas sin que nadie tome cartas en el asunto, de la manita de Arenas en Andalucia vestiditos de señoritos del XXI.

El Partido Popular es hoy más que nunca un berenjenal de luchas por el poder y la pela hablando en Roman Paladino y como siempre, los ciudadanos de a pié, los hombres y mujeres de este país que son los que, al fin y al cabo, van haciendo camino al andar vuelven a quedar al margen de sus voces. Ni melenas, ni sonrisa bobalicona ni Esperanza de futuro queda en manos de esta derecha casposa y ramplona.

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