Bardem genial

Me sabe mal tener que, a veces, darle la razón a Sánchez Dragó cuando dice que esta nuestra España, es un país de catetos y analfabetos, de gente maleducada y envidiosa, de egoístas dispuestos al crimen al menor soplido, fácil de engañar añado yo, iletrado, zafio y pelín hortera. A veces me cabrea Dragó y otras tengo que asentir por lo bajini. Hoy ha sido una de esas veces en las que le vuelvo a dar la razón.

Javier Bardem, nuestro gran actor, nuestro querido oscarizado, ha concedido una entrevista a la revista T-magazine, de The New York Times y en ella se despacha a gusto contra los españoles pues según dice no se siente querido. Javier tiene, solo, una parte de razón.

Querido Javier –y digo querido en recuerdo de nuestros recreos en el colegio- es una España la que no te quiere. La de siempre, ya sabes, la España de charanga y pandereta, la del Palio y el birrete, la de las oscuras sotanas y las águilas que tan bien retrata “Los Girasoles Ciegos” (peli y libro), la del golpismo en armas o a golpe de talonario, la inculta de los chismorreos, la de aquellos que se hacen llamar periodistas en claro insulto a la dignidad de los que sí lo son, la de los contertulios sabelotodo, la de “con sangre entra”. Una España que sigue encendida con el arma de los micrófonos negros, la enfermiza de papel que llaman couché o algo así, la de los corazones rosas que osan manchar el rojo corazón de las libertades, la del robo a ladrillazo limpio, la que siempre sembró dudas ante los cómicos que ellos llaman titiriteros, tratando de construir el insulto, la de la incultura chabacana, la que tanto se reía cuando a Federico García Lorca le ponían su nombre con “errata” diciendo Federico García Loca, y luego dejaban caer que había sido un error de imprenta. La España que ahora grita porque algunos quieren recuperar a sus abuelos, padres, hermanos o hijos de las garras de la tierra en la que fueron asesinados.

Querido Javier, hay otra España que si te quiere, que adora tu trabajo, que siente el orgullo de verte levantar un Oscar, que se enardece con tu interpretación de Reinaldo Arenas, que dejas sin sentido en “No es país para viejos”. Siempre adelante compañero.

Yo recuerdo aquellos recreos en los que, como dices en la entrevista, te pedías John Travolta, cuando jugábamos a las películas, recuerdo tu energía, tu compañerismo, tu desbordante alegría y tu gran personalidad. Adelante y ya sabes que, por desgracia, hay una España con la que tenemos que convivir. Lo mejor es no hacerla caso. Tu sigue a lo tuyo. Por cierto, Prieto ¿recuerdas? No supo seguir viviendo después de la muerte de sus padres. Me lo comentó mi madre hace poco cuando volví al barrio de nuestro cole ¿recuerdas?.

Saludos donde estés.