martes, 22 de noviembre de 2011

Españolito que vienes al mundo...

Ahora que se ha puesto de moda la derecha, me permitiré robarle al caudillo (no se merece la mayúscula) una de sus frases más famosas, soltada la misma tarde en que la organización terrorista eta (las mismas mayúsculas que franquito) y no el Movimiento Vasco de Liberación (dada la moda de derechas le pongo mayúsculas porque así se las puso Aznar) ponía en órbita al que iba a ser sucesor del luego finado paquito; “No hay mal que por bien no venga”.


Es muy probable que alguien se moleste con esta chanza, pero tómeselo, tan solo, como un termómetro de su nivel de “paquismo” en las Españas democráticas que tan poco les gustan a ustedes, los que se dicen ganadores.


Y es que ahí está una de las claves de los resultados del 20N, un Partido Popular que tan sólo ha obtenido 160 mil votos más que en 2008, pero que ha mantenido “prietas las filas” gracias al desparrame ultra de su política de oposición (véase a Gallardón y Cia encabezando manifestaciones ultraderechistas contra la política antiterrorista del gobierno o a Mariano del brazo de los obispillos contra el aborto) y al inmenso poder mediático y económico, una fidelidad de voto por encima del 80%.


Pero hasta ahí puedo leer sobre un partido encabezado por un estudiantito de oposiciones, mientras media España se partía la cara contra la dictadura, un estudiantito remolón en lo que a relaciones sociales se refiere, que se ha permitido sestear en una cuerda floja a la espera de la inanición del contrario, apoyada por una caterva de neofascistas ultra liberales capitaneado por el oscuro poder golpista de intereconomía, la gaceta y compañía.


Pero la verdadera madre del cordero de estas elecciones ha sido, sin duda, la arrebatadora bofetada electoral que los socialistas nos hemos llevado al grito de “zasentodalaboca” que, como no puede ser de otra manera, nos ha dejado, por unas horas, con dolor en la nuca por el efecto de la colleja.


4.573.725 ciudadanos dejando de creer en nosotros son demasiados 4.573.725. 110 Diputados no es más que un golpe certero para parar, reflexionar y seguir en la lucha de lo que creemos y queremos.


No hay mucho que decir. Está la crisis, el cambio de era, la globalización que no acaba de asentarse, la izquierda perdida entre tanta red real y virtual y las nuevas generaciones a las que no se ha sabido mostrar el camino de los valores de progreso, solidaridad y respeto.


Y no hay mal que por bien no venga, porque ahora si es el momento de levantar la cabeza para encaminarnos hacia el nuevo socialismo del siglo XXI. Aquél que le pese a quien le pese, debe estar lleno de Política (esta vez sí que con desmesurada mayúscula) por encima de los mercados, de ciudadanía por encima de ombligos y de calles por encima de despachos.


Todos sabemos bien porque los ciudadanos nos han retirado su apoyo en estas circunstancias. No hay que echar balones fuera. Sería un grave error que nos hundiría aún más. Hay que aceptar y asumir la derrota y aprender de errores pasados.


No seré yo quien apoye a nadie que se ponga por montera el Partido y solicite por lo “bajini” o a voz en grito la cuchillada, el navajeo, la guillotina o el güantanamo. El PSOE es un partido centenario que tiene unos ideales claros y concisos y que hay que adaptar a la nueva realidad sin vendas, el PSOE es un partido de orgullo que tiene que ofrecer una nueva alternativa a los ciudadanos en una época diferente y claramente diferenciándonos de la derecha.


Para ello vamos a ir a la democracia interna. A la llamada a toda la militancia para que se exprese en libertad sobre quién debe liderar este nuevo cambio, sobre nuevos equipos, nuevas caras y nuevos valores, pero que a nadie se le olvide de dónde venimos porque en esta magna tarea nadie sobra.


Hemos errado en algunas cosas, pero le debemos al Presidente Zapatero unos años de orgullo con las mejores leyes en políticas sociales, con una Ley de la Dependencia como base del cuarto pilar del Estado de Bienestar y un talante digno de ser tenido en cuenta. La historia le pondrá en el lugar que se merece.


Le debemos a Alfredo Pérez Rubalcaba la gallardía de asumir la primera línea de fuego en el peor momento para nuestro partido y se ha partido la cara y bien por dejar claro de que van estos “modernos” de la derechona de siempre, y eso es justo agradecer de corazón, que para eso somos socialistas.


Muchos hemos sido los que hubiésemos preferido unas primarias en aquel momento, pero las circunstancias fueron así y así las asumimos todos. Todos hemos defendido las propuestas y las formas del “pelea por lo que quieres”, todos hemos dado todo nuestro corazón para decirles a los ciudadanos y ciudadanos que luchamos por lo que luchamos. Todos henos llenado salas, salones, Deportivos, teatros y plazas de toros. En ese sentido somos todos culpables de la derrota.
Nadie puede acusarme de “pelota” porque nunca he ocultado de dónde vengo y cuáles son mis raíces dentro del socialismo, pero en estos momentos todos somos uno.

Un PSOE centenario que, con el buen trabajo y la dedicación de siempre, volveremos a ganar la confianza de esos más de cuatro millones de personas que, por muchas razones, nos han dado la espalda en estos momentos.


Solo desde la unidad, el respeto, la coherencia con nuestra historia y la responsabilidad nos hará más fuertes y libres.

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