Ya aparecen los plumeros. A una semana de las elecciones, cuando la derecha comienza a sentir que las encuestas van de mal en peor e, incluso las suyas, dicen que las alarmas están a punto de encenderse, se ,les calienta el gaznate y comienzan a soltar todo tipo de bravuconerías, descalificaciones y la materia gris se va aclarando hacia lo que realmente representan. Ya aparecen los plumeros. Gabriel Elorriaga habla alto y claro para decir que el objetivo principal es que nadie se mueva de casa el domingo 9, que lo mejor que les puede pasar es que haga un día de mil demonios y que de democracia lo justito. No se engañen amigos, eso es lo que realmente piensan. Más plumeros de la mano de Ana Mato que, como dirían los más jóvenes “no se corta un pelo” para decir que los niños andaluces son una pandilla de analfabetos. Y se queda tan ancha. ¿No deberíamos declararla persona non grata en toda Andalucía?. Y un plumero más, el de Rajoy diciendo que no cabemos todos. Claro, para él lo mejor es hacer lo que hacía su jefe de filas cuando él era un ministro de aquel gobierno; fletar aviones con pobres inmigrantes medio drogados.
Ya aparecen los plumeros y se les ve. Es cierto que las encuestas son una simple fotografía de un momento dado pero lo tendencia no es nada desdeñable. Acabamos de ver un dato realmente curioso y es que el voto por correo –y esto ya no es un trabajo de campo más- ha subido casi un 13% con respecto a las elecciones del 2004. No es una locura pensar que el día 9, a eso de las 8 de la tarde nos podemos llevar una buena sorpresa con el tema de la participación y un poco más tarde ver que el Partido Popular se queda rozando el 30%.
La gente sabe que ha llegado el momento de decir claramente que no quieren una forma barriobajera de hacer política y tengo la sensación de que lo van a dejar muy claro en las urnas.
Esta es una semana de infarto pero no perdamos los nervios. La democracia es sana y los ciudadanos que la sustentan conocen perfectamente a cada uno y, aunque parezca lo contrario, saben donde hay que poner el punto sobre las íes y así lo van a dejar claro.
Despacio y buena letra. Este ha de ser el leiv motiv de los socialistas en esta semana que entra. Mañana vamos a asistir a un debate de altura. No habrá sorpresas. Mariano Rajoy saldrá al intento de la demolición, a sacudir la mentira y el ventilador de la histeria pero sabemos que frente a él, y aunque a algunos nos gustaría más batalla, tendrá lo que muchos llaman un Presidente Zen. Buenas formas, clara explicación de lo hecho durante estos cuatro años y propuestas de futuro con alguna sorpresa final.
Mañana correremos las cortinas de un nuevo día sabiendo que este país, mal que les pese a algunos, sigue siendo un país sensato y sereno que sabe distinguir la verdad de la mentira y el progreso del olor rancio de un pasado que el día 10 volverá a quedar relegado a la historia. El problema es que vuelvan a mirar para otro lado. Ellos sabrán.
Ya aparecen los plumeros y se les ve. Es cierto que las encuestas son una simple fotografía de un momento dado pero lo tendencia no es nada desdeñable. Acabamos de ver un dato realmente curioso y es que el voto por correo –y esto ya no es un trabajo de campo más- ha subido casi un 13% con respecto a las elecciones del 2004. No es una locura pensar que el día 9, a eso de las 8 de la tarde nos podemos llevar una buena sorpresa con el tema de la participación y un poco más tarde ver que el Partido Popular se queda rozando el 30%.
La gente sabe que ha llegado el momento de decir claramente que no quieren una forma barriobajera de hacer política y tengo la sensación de que lo van a dejar muy claro en las urnas.
Esta es una semana de infarto pero no perdamos los nervios. La democracia es sana y los ciudadanos que la sustentan conocen perfectamente a cada uno y, aunque parezca lo contrario, saben donde hay que poner el punto sobre las íes y así lo van a dejar claro.
Despacio y buena letra. Este ha de ser el leiv motiv de los socialistas en esta semana que entra. Mañana vamos a asistir a un debate de altura. No habrá sorpresas. Mariano Rajoy saldrá al intento de la demolición, a sacudir la mentira y el ventilador de la histeria pero sabemos que frente a él, y aunque a algunos nos gustaría más batalla, tendrá lo que muchos llaman un Presidente Zen. Buenas formas, clara explicación de lo hecho durante estos cuatro años y propuestas de futuro con alguna sorpresa final.
Mañana correremos las cortinas de un nuevo día sabiendo que este país, mal que les pese a algunos, sigue siendo un país sensato y sereno que sabe distinguir la verdad de la mentira y el progreso del olor rancio de un pasado que el día 10 volverá a quedar relegado a la historia. El problema es que vuelvan a mirar para otro lado. Ellos sabrán.
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