jueves, 25 de septiembre de 2008

De vidas y atardeceres. A Concha Espinosa In memoriam

Tengo gran facilidad para golpear las teclas o agarrar un boli y desparramar en papel o pantalla pensamientos, reflexiones, aconteceres y puntos de vista sobre todo aquello que se cruce en el caminar de la vida, pero confieso que no estaba preparado para sentarme a escribir un recuerdo para ti Concha, después de enterarme que te nos has ido para siempre. No es fácil, lo reconozco. Es ahora cuando se deja a un lado politiqueos, puntos de vista, trazos de ideologías, derechas e izquierdas, o “cuerpo a tierra que vienen los nuestros” y de esto último los dos sabemos mucho y nos cuesta olvidar los nombres de quienes pisotearon nuestras vidas…pero eso era agua pasada cuando nos sentábamos a la mesa, al calor de noches de amigos, de divertidos despellejos, de risas, historias y hielos de gente que fue pasando.

Te nos has ido Concha pero me quedo con el recuerdo de tu vitalidad, de tu recto proceder aunque a veces no estuviéramos de acuerdo. De tu sonrisa, de tu capacidad de trabajo y de tu hombro siempre cerca para la ayuda y el apoyo. Me liaste junto con Jesús a iniciar aquella aventura en la Universidad para terminar siendo Presidente de un Comité de Empresa con lo que me regalaste la amistad de muchos nuevos amigos que aún me restan y de otros que miraron hacia otro lado en los momentos duros ¡¡¡y a ti que te voy a contar que no sufrieras también!!!.

Ahora vivo en Granada, feliz y tranquilo y en ello también tu tuviste buena culpa por aquellos líos en los que me metiste y de los que tanto aprendí para lo bueno y lo malo.

Anoche me enteré por Eugenio (otra amistad por ti regalada) y por Antonio (que me procuró la fortuna de conocerte) de la triste noticia. Me quedé callado. Un silencio “de trenes boca arriba” que diría Lorca y luego de sentarme abrí las páginas del periódico y encontré la noticia de un pequeño concierto en una sala de Granada. Eran ya las 10 pero me vestí, arranqué la Vespa (cuanto te reías cuando te contaba que si alguna vez me venía al sur me hacía con una moto) y me fui a escuchar a unos tipos que cantaban por Sabina y me pedí una copa para tomarla en silencio.

Y me acordé de ti. Y ví la foto que regalarte.


1 comentario:

Anónimo dijo...

precioso homenaje.Preciosa fotografia