martes, 30 de septiembre de 2008

Madrid, Vicky, Cristina, Barcelona, Alfredo Landa, Garci y Pablo Casado

“Pablo Casado es un analfabeto de derechas”.

Esto no sería una buena forma de comenzar este post que quiere ser, en este maremagnun de crisis, un soplido suave de vida, de “buen rollito”, de “amor inmenso como los álamos del río”.(Lorca sic), de cine y literatura, de regalos y aconteceres.

Viajo a Madrid en autobús. Ahora llego a la capital con los ojos del niño recién llegado, con los poros bien abiertos, con las manos que tratan de posarse en tantas cosas que tuve durante los 41 años que viví en ella y a las que no di demasiada importancia y retomo ahora que fueron abandonadas –ocurre demasiadas veces en nuestra vida-.

Encuentro un Madrid algo desquiciado, lleno de luz como siempre, pero algo apagado, nervioso, desaforado, rozando el colapso de la gente nerviosa, malhumorada y acelerada. Me quedo con la delicia de los rincones de siempre. Mi paseo por Casa Labra, pasos perdidos por la calle de Toledo, soportales de la Plaza Mayor, caminata de Plaza España a Cibeles, con la mirada elevada hacia muchos de los rincones que tantas veces habían pasado inadvertidos y ahora surgen con toda la fuerza. Pero en cada esquina, en los veladores de nuestras antiguas tabernas, en el poso de los cafés del Gijón, se advierte una sordina de descontento por una ciudad de políticos desmesurados en sus teorías de humor neoconservador. Una Esperanza abrazada a quien ya cae por el propio peso de la historia y un alcalde enfangado en la parálisis de una ciudad vendida a la locura de las faraónicas obras que han dejado sin sentido las arcas de los madrileños y una izquierda ciudadana parada que no supo defender el asalto antidemocrático de aquel 2003 de triste recuerdo. Y entre todo el fango el secretario de Nuevas Generaciones del PP se despacha en “El Mundo” del sábado con un “Bardem es un pijo de izquierdas”.

“Pablo Casado es un analfabeto de derechas”. Esto sería lo más fácil de escribir en este post pero no lo voy a hacer. A Granada, de donde vengo ahora, le queda solo un pequeño detalle para ser un paraíso y es el cine en versión original. Aprovecho Madrid para meterme en mis queridos Renoir y admirar la gran peli de Woody donde Bardem y Penélope se meriendan, en un enorme ejercicio interpretativo, a Rebecca Hall y a la mismísima Johansson. Javier, nuestro más internacional actor junto a Banderas, nuestro Javier que consigue premios a manos llenas y se hace con un más que merecido Oscar y a este Casado sólo se le ocurre, en el típico humor de la derecha española, hacer un despectivo comentario.

Cuantas veces he oído que Alfredo Landa y Garci son “más de derechas que el palo de la bandera”. ¿Y?. Los amo a los dos que tantas tardes de gloria me han regalado. Hace poco “El Mundo” tuvo a bien reeditar “El Crack” que volví a ver en sesión doble –“Los Santos inocentes” para terminar.

Si me lo echo a la cara, sr. Casado, prometo invitarle al cine en sesión doble “Vicky, Cristina, Barcelona” y “Ché, El Argentino” y después le dejo que me pague una cerveza en la Cruz Blanca donde tiran las mejores cañas de España, el país que tanto quiero y al que ustedes creen solo suyo.

Anécdota: Hace años me contaron que una conocida política de izquierdas, entraba, una noche, con otros compañeros al famoso restaurante Club XXI (junto a la Puerta de Alcalá) donde, en ese momento, celebraban una concurrida cena un grupo de derechas que la increparon con aquello de “como os gusta a los de izquierda la buena mesa” a lo que ella contestó “es que los rojos también tenemos paladar”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no lo hará tan mal la "Espe" como dices, cuando democraticamente arrasa con mayorias absolutas.En Madrid la queremos y la votamos.1 bsito.No a los fanatismos.