El próximo sábado 15 de noviembre, un montón de líderes que se dicen mundiales, se encerrarán en una gran y hermosa sala a intentar poner en común posibles soluciones a todo este lío de la nueva crisis mundial de la que hablamos tanto en los últimos días. Nadie sabe muy bien que ha ocurrido ni que va a ocurrir y, lo que es peor, ni estos eminentes personajes del mundo mundial tampoco saben muy bien, para que nos vamos a engañar, por donde se halla la salida del túnel en la que nos han metido –y estos sí que sabemos perfectamente quienes son-.
Caminos despistados, caras de susto, años horribles por delante, miradas huidizas y manos que se tientan los bolsillos con el horror del vacio entre los dedos. Eso es lo que estamos viendo y sintiendo todos los días en cuanto uno pone el botón del televisor en modo encendido, le das al on de la radio o se te ocurre darte una vuelta por las paginas de cualquier diario.
Pero hay otros lugares para el optimismo y la verdad donde aprender lecciones para salir de la crisis. Hablemos de personas y valores. Atarfe, -un rincón del mundo al sur de España- ha abierto una exposición que bajo el título de “iguales, diferentes” muestra una colección de retratos de Antonio Rojo y Jenaro Rodríguez. En una espléndida Sala del Centro Cultural Medina Elvira (seguro que mejor lugar que donde se reunirán los del G-nosecuantos) nos sumergimos en la mirada cristalina de Francisco, nos aparece la candidez de Ana Mari, la frescura de Marieta, los ojos llenos de historia de Norma, la espalda sugerente como un violonchelo de vida de Elena, el reto de la mirada de Ana, la histórica piel de María y Carmela con unos ojos llenos de vida, el descanso de Félix en la almohada de su nuca, la espléndida mirada de la insultante juventud de Jimena, Julia y Mercedes, o el orgullo puño en alto de Antonio; una historia elevada al cielo sobre la estrella roja de su boina. Es el recorrido por la verdadera gente que habrá de sacarnos de nuevo de una crisis que no es más que la falta de valores. Hay más miradas, muchas más. Todas serenas, todas iguales pero todas diferentes. Gentes que han sabido captar estos dos amigos y que son el retrato de un mundo que no quiere otra cosa que vivir tranquilo y en paz. Una paz que comienza con uno mismo. Con un gesto, una voluntad, un tender la mano, un pensar que no andamos solos por estas calles. El pasado sábado, estos amigos montaron un taller de fotografía con dos estupendos modelos que aguantaron toda la mañana de fotos…yo no pude estar pero solo con ver los resultados se hace uno la idea de tan buena mañana. Cedieron su tiempo, su trabajo y sus herramientas para que otros aprendieran.
El sábado próximo ese montón de líderes estarán sentados a una mesa decidiendo un futuro que nos pertenece. Lástima que no hayan visto esta exposición. De haberse dado un paseíto sabrían que la solución estará en cada una de esas miradas que son las de todos.
Algunos pensarán que esto es demagogia barata…para mi simplemente es la certeza de que aquellas miradas son lo único real.
Caminos despistados, caras de susto, años horribles por delante, miradas huidizas y manos que se tientan los bolsillos con el horror del vacio entre los dedos. Eso es lo que estamos viendo y sintiendo todos los días en cuanto uno pone el botón del televisor en modo encendido, le das al on de la radio o se te ocurre darte una vuelta por las paginas de cualquier diario.
Pero hay otros lugares para el optimismo y la verdad donde aprender lecciones para salir de la crisis. Hablemos de personas y valores. Atarfe, -un rincón del mundo al sur de España- ha abierto una exposición que bajo el título de “iguales, diferentes” muestra una colección de retratos de Antonio Rojo y Jenaro Rodríguez. En una espléndida Sala del Centro Cultural Medina Elvira (seguro que mejor lugar que donde se reunirán los del G-nosecuantos) nos sumergimos en la mirada cristalina de Francisco, nos aparece la candidez de Ana Mari, la frescura de Marieta, los ojos llenos de historia de Norma, la espalda sugerente como un violonchelo de vida de Elena, el reto de la mirada de Ana, la histórica piel de María y Carmela con unos ojos llenos de vida, el descanso de Félix en la almohada de su nuca, la espléndida mirada de la insultante juventud de Jimena, Julia y Mercedes, o el orgullo puño en alto de Antonio; una historia elevada al cielo sobre la estrella roja de su boina. Es el recorrido por la verdadera gente que habrá de sacarnos de nuevo de una crisis que no es más que la falta de valores. Hay más miradas, muchas más. Todas serenas, todas iguales pero todas diferentes. Gentes que han sabido captar estos dos amigos y que son el retrato de un mundo que no quiere otra cosa que vivir tranquilo y en paz. Una paz que comienza con uno mismo. Con un gesto, una voluntad, un tender la mano, un pensar que no andamos solos por estas calles. El pasado sábado, estos amigos montaron un taller de fotografía con dos estupendos modelos que aguantaron toda la mañana de fotos…yo no pude estar pero solo con ver los resultados se hace uno la idea de tan buena mañana. Cedieron su tiempo, su trabajo y sus herramientas para que otros aprendieran.
El sábado próximo ese montón de líderes estarán sentados a una mesa decidiendo un futuro que nos pertenece. Lástima que no hayan visto esta exposición. De haberse dado un paseíto sabrían que la solución estará en cada una de esas miradas que son las de todos.
Algunos pensarán que esto es demagogia barata…para mi simplemente es la certeza de que aquellas miradas son lo único real.
1 comentario:
Hermoso post, seguro que algunos pensarán que es demagogia barata pero yo he sentido, a través de tus palabras, esas miradas de sol, azuladas, abiertas a la vida y quizás a la esperanza, mientras juegan a la guerra esos líderes sin alma.
Un abrazo de una lectora más a la que dejastes un comentario en su blog...
Carolina Higueras
compañera
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