lunes, 26 de enero de 2009

El Circo

Señoras y señores, con ustedes, desde la Carpa central, el mayor espectáculo del mundo….¡¡El Circo de Espe!!. Tenemos de todo, como en botica…Malabaristas de la traición, equilibristas del engaño, payasos de la estafa y domadores de la sinrazón. Pasen y vean. Les regalamos un periódico con dos agujeritos, una gabardina tipo Inspector Gadget y un sombrero de fieltro negro para que puedan hacer “Observación participante”.

Es mejor tomárselo a chufla, darse una vuelta por el mundo de la guasa y el dispendio, partirse la mandíbula de la humorada, porque lo contrario es vaciarse de llanto y soledades. Madrid estalla sobre la moqueta de los palacios y la Marquesa con los calcetines de Lina Morgan recién quitados se pone de Pantera Rosa para intentar salir airosa de nuevo ante otra más de las evidencias. Trama de espías baratitos y sagaces para jugar a la mafia del cocido en un Madrid casposo y de pandereta que se hunde día a día desde aquel 2003 cuando, vaya usted a saber si estos espíasmortadelines estaban ya con los cuadernos abiertos, los agujeros negros de la infrahistoria se pusieron los guantes para regalar a la Marquesa una Comunidad con lazo de regalo. Hagan una mueca en el dibujo de una sonrisa sino quieren caer en la desesperación ante tanta inmundicia.

La trama de los espías espiados tiene detrás la real cara de una derecha que se ha echado al monte para intentar tintear realidades, pero esa vez será más difícil que cuando escondieron otros desastres en los cajones poderosos donde el “Money, Money” suena por cualquier alcantarilla. Hay nervios, desordenados nervios porque esta vez los han cogido con las manos en la lupa.

Esta vez no hagan como cuando el “tamayazo” y sea todo investigado hasta el final de los finales. Si son nuevos tiempos los que se abren también habrán de ser nuevas formas para la baja política que, antaño, pasaba como ejemplo de la normalidad de una Comunidad, la de Madrid, sumida en el desenfreno del neoliberalismo más suicida.

Abran puertas y ventanas para que la luz entre de nuevo en un Madrid acabado y sinsentido, gris y somnoliento, triste y envejecido.

Escuchar las razones de Güemes -¿se imaginan esas tardes de Domingo con su suegro departiendo sobre lo divino y lo humano?- provocan el vómito de la razón.

No hay comentarios: